Desde el año 3.300 a.C hay rastros de los primeros signos inventados por los egipcios, denominados jeroglíficos. No son símbolos o figuras talladas sin razón; se trata de datos e información recopilada por esta antigua civilización que permitía llevar registros o predecir eventos como cambios en el clima, asuntos de cosechas, caza, entre otros. Así, los egipcios podían tomar las acciones necesarias para estar preparados.
Los jeroglíficos son los primeros datos ordenados que el hombre registra para luego utilizarlos para sobrevivir e interactuar en su comunidad.
Miles de años después, el registro de datos como estos sigue creciendo a pasos agigantados. Dejamos los jeroglíficos atrás, pero los almacenamos en sistemas a los que finalmente llegan para descansar, por mucho tiempo, perdidos literalmente como jeroglíficos.
Mientras esos datos descansan, olvidamos que estamos frente a una fuente de tesoros comparable con los antiguos tesoroso egipcios.
¿Para qué sirven los grandes volúmenes de datos?
Producto de los avances tecnológicos y canales de comunicación que utilizamos a diario, como smartphones, computadores e internet (redes sociales, e-commerce, etc.), el tamaño de los datos que disponemos sobrepasa lo imaginable. Todos estos datos son un reflejo de la realidad, es decir, forman una especie de bola de cristal con la que podemos saber qué y por qué está pasando y cómo enfrentarlo. Esto, siempre y cuando, seamos capaces de enfrentar esta avalancha de información con las herramientas adecuadas.
Supongamos que Juan tiene una extensa base de datos de sus compañeros de universidad. Es su primer año y le interesa ganar amigos y ser un alumno sobresaliente. ¿De qué le sirven todos esos datos? Fácil, si los analiza cuidadosamente, sabrá que:
- El 60% de los jóvenes se interesa por el cine y las artes, por lo que sugerirles ir a ver una película o visitar un museo puede ser un buen gancho para hacer amigos.
- Un 12% presentó un desempeño negativo en la PSU de matemáticas, por lo que ninguno en ese segmento le servirá para integrar un grupo de estudios en ese ramo…
- Con un par de filtros y análisis extra, podrá encontrar a quienes tienen gustos similares a los suyos para concentrar su esfuerzo en ellos.
Tal vez pueda parecer exagerado o lejano a la realidad, pero datos como estos son una tremenda herramienta para que las empresas conozcan a sus clientes y los fidelicen. Además, la captura, gestión y análisis de estos datos le ayuda a las empresas a convertirlos en información, tomar decisiones del negocio en tiempo real y generar conocimiento de sus clientes para entender su comportamiento y adaptar su negocio en forma permanente a las tendencias del consumidor.
En este contexto, surge el término Big Data, que es una gran cantidad de datos que superan la capacidad del software convencional para ser capturados, administrados y procesados en un tiempo razonable.
Existen muchas herramientas para procesar los datos disponibles y luego convertirlos en material útil para el éxito de cualquier negocio.
Big Data incluye además infraestructuras, tecnologías y servicios creados para solucionar el procesamiento de enormes conjuntos de datos de varios tipos.
Nos referimos a datos:
- Estructurados (bases de datos relacionales, planillas de cálculo, formularios de registros y contacto, datos de encuestas, etc.)
- No estructurados (correo electrónico, archivos PDF, documentos de texto, presentaciones Power Point, mensajes de redes sociales, imágenes digitales, videos, archivos de audio, etc.)
- Semi-estructurados (sitios Web con contenido en HTML, contenido XML, señales de móviles, etc.)
El objetivo de Big Data, al igual que los sistemas analíticos convencionales, es convertir el dato en información que facilite la toma de decisiones y que permita generar conocimiento de los clientes. Por ello, muchas empresas ya lo están utilizando para entender el perfil, las necesidades y el sentir de sus clientes respecto a los productos y/o servicios primero ofrecidos y luego vendidos.